Turandot

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TURANDOT – Giacomo Puccini 1858-1934
Dramma lirico en tres actos

Libreto de Giuseppe Adami y Renato Simoni
a partir de la obra homónima de Carlo Gozzi

 

Turandot, de la Commedia dell’Arte a un expresionismo sui generis

 

Turandot fue la última aventura compositiva de Giacomo Puccini. Comenzada en 1921, el empeño le ocuparía hasta 1924, cuando muere el 29 de noviembre, dejando esbozos y muchas dudas sobre el texto y la música del final de las dos últimas escenas que concluiría Franco Alfano. El libreto se había inspirado en la fábula teatral Turandotte (1762) del conde veneciano Carlo Gozzi. Muy transformada en intenciones finales -es una obra de tintes cómicos-, Puccini rescata de ella el homenaje a la Commedia dell’Arte en las figuras de los tres ministros y el emperador Altoum. Entendida in corde por el compositor como una ópera en un largo acto, la división en tres nunca satisfizo a su creador, resignado sin embargo a aceptar la costumbre de presentarla en tres secciones separadas por caída de telón. Su modernidad en el siglo XX trasciende los aportes musicales “etnográficos” (músicas verdaderamente chinas reelaboradas), apuntes de bitonalidad, sutileza en la orquestación y búsqueda de nuevas tímbricas, que denotan la eterna juventud de Puccini a su venerable senectud.

 

Turandot pone el broche de oro a la primera temporada de ópera de Sir Mark Elder como director musical de Les Arts, quien ha dirigido la obra póstuma de Puccini en los grandes templos como el Covent Garden o la Ópera de París. Para el temible papel de la princesa china, reservado a voces dramáticas y de muchos kilates, cuenta con la gran artista rusa Ekaterina Semenchuck, muy querida en Les Arts, donde ha interpretado a Azucena, Lady Macbeth o Preziosilla. Intentará conquistar su gélido corazón el príncipe Calaf interpretado por el tenor estadounidense Gregory Kunde, aclamado en Valencia en títulos como Otello o Peter Grimes. La futurista producción concebida por Àlex Ollé para la ópera de Tokio rehúye la recurrente ambientación exótica y ahonda en los traumas del pasado que marcan el destino de los protagonistas.

 

 

Argumento

Acto I

Cuadro I

En la primera escena el pueblo de Pekín escucha la proclama de uno de los mandarines del emperador ("Popolo di Pechino..."), por la que hace saber que la princesa se casará con aquel príncipe que responda correctamente los tres acertijos impuestos por su majestad. De no hacerlo así, el pretendiente morirá. Acto seguido, se comunica que el Príncipe de Persia ha fallado; por lo tanto morirá al salir la luna. La gente acude en masa a tal suceso. Llega entonces a la ciudad un anciano ciego, acompañado por una mujer que lo guía. Entre la multitud el ciego cae al suelo y es recogido por otro desconocido, que inmediatamente le reconoce como su padre: se revela entonces que el ciego es en realidad Timur, rey de los tártaros, quien, tras perder la batalla, fue exiliado junto a una esclava, Liú, que le sirve de guía y mendiga por él. El desconocido que le recoge no es otro que Calaf (cuyo nombre se descubre al final de la ópera, conociéndose a lo largo de ella como "el ignoto" o "el desconocido"), el príncipe tártaro, quien, ante el gesto de la esclava, pregunta por qué tan noble acto, y ella responde tímidamente que porque "un día, en palacio, usted me sonrió".

 

El verdugo Pu-Tin-Pao aparece ante el clamor del pueblo, que canta sobre la sangre derramada en el reino de Turandot, la princesa. Todo es jolgorio hasta que aparece el príncipe de Persia, joven apuesto y sereno, y el pueblo enmudece de compasión; enseguida piden piedad por su vida ("O giovanotto! Grazia, grazia..."). El desconocido príncipe que había ayudado a su padre en las calles observa con horror el espectáculo y se une al pueblo despreciando tan cruel acto. Pero es allí cuando hace su aparición la princesa, quien, con un gesto inmisericorde, ordena al verdugo que prosiga con la ejecución y vuelve a sus aposentos. El príncipe de misterioso origen cae completamente cegado ante la belleza de la princesa ("O divina bellezza! O meraviglia!"), de tal forma que decide quedarse allí y, sin escuchar las súplicas de su padre y de la esclava para entrar en razón, decide probar su suerte para conquistar el corazón de la princesa. Cuando se dispone a golpear el gong tres veces para entrar a la prueba, tres ministros del emperador, Ping, Pang y Pong, le cortan el paso para intentar convencerlo de que no se arriesgue por algo así, ya que, de todas formas, Turandot es solo una mujer y, siendo él tan poderoso, podría conseguir cuantas mujeres quisiera.

En ese momento, algunas cortesanas aparecen pidiendo silencio. Liú, la esclava, ruega otra vez al príncipe que desista, en uno de los momentos más dramáticos y cautivadores del primer acto, un aria que requiere un tono soprano muy cuidado en su modulación y ejecución ("Signore ascolta"). Pero el príncipe le dice que ya es tarde ("Non piangere Liù"), y que lo hará de todas formas, por lo que le pide que acompañe a su padre antes de dirigirse al gong gigante montado en el escenario, que golpea tres veces (uno de los momentos más dramáticos de la ópera).

 

Acto II

Cuadro I

Cerca del palacio del Emperador

Los tres ministros, Ping, Pang y Pong, narran sus desventuras y las situaciones por las que han tenido que pasar por el capricho de la princesa, en un acto más liviano para el espectador. Hacen un repaso de los distintos pretendientes que la princesa ha tenido y los tres cantan para finalizar, que puedan por fin volver un poco a sus hogares para descansar tras un final feliz con casamiento y poder lograr así un poco de paz para China. Desde el palacio les anuncian que se presenten para el enésimo pretendiente, lo que nos lleva al siguiente cuadro.

 

Cuadro II

Palacio del Emperador

Llegan los ministros, y los guardias y cortesanas se aprestan a la llegada del emperador, quien preside la ceremonia, aclamado por el pueblo. Él mismo intenta advertir y detener al príncipe, deseando querer parar con el baño de sangre y no queriendo "cargar con el peso de la joven vida" por las pruebas, pero recibe la negativa del solicitante. El mandarín lee nuevamente la ley impuesta al perdedor, quien deberá morir si falla.

Turandot aparece en escena y explica el porqué de su fría actitud frente a sus pretendientes ("In questa reggia..."). Una de sus antepasadas, la princesa Lou-Ling, fue violada por un extranjero y dejada por muerta. Ella desea vengarla entonces, imponiendo su prueba mortal a todos los príncipes que vienen de distintos reinos para conquistarla. Luego, Turandot misma, formula los enigmas. El primero es: "En la oscura noche vuela un fantasma iridiscente. Se eleva y despliega las alas sobre la negra e infinita humanidad. Todo el mundo lo invoca y todo el mundo lo implora, pero el fantasma desaparece con la aurora para renacer en el corazón. ¡Y cada noche nace y cada día muere!". El príncipe piensa y acierta respondiendo: "la esperanza". Turandot prosigue: "Surge como una llama, y no es llama. Es a veces delirio. Es fiebre de ímpetu y ardor. La inercia lo torna en languidez. Si se pierde o mueres, se enfría. Si anhelas la conquista, se inflama. Tiene una voz, que escuchas palpitante, y del ocaso, el vivo resplandor", y la respuesta al segundo enigma es "la sangre". Finalmente, temblorosa y perdiendo la compostura, formula el tercer enigma: "Hielo que te inflama y con tu fuego aún más se hiela. Cándida y oscura. Si libre te quiere, te hace más esclavo. Si por esclavo te acepta, te hace rey". Al verlo dudar por varios instantes, Turandot ríe de la suerte del concursante. Éste, al observarla directamente a los ojos y contemplar su belleza, se reincorpora triunfante y responde: "Turandot". El consejo de mandarines acepta la respuesta como correcta y el reino se regocija, vitoreando al ganador. Entonces, ella clama a su padre por piedad que no entregue a su hija en manos de este extranjero, pero el emperador contesta que la palabra fue dada. El príncipe, al ver la resistencia de la princesa le propone un nuevo acertijo: si ella adivina su nombre antes del alba, él morirá ("Dimmi il mio nome e all'alba morirò..."). Ella acepta la apuesta.

 

Acto III

Cuadro I

Noche. Jardines del Palacio

Turandot ordena que habrá pena de muerte para todo aquel que sepa el nombre del príncipe y no lo diga. Los guardias recorren las calles entonces, pidiendo que nadie duerma en Pekín. El príncipe entonces canta el aria más famosa de la ópera, Nessun dorma ("Nadie duerma") en la noche, y que es la pieza más destacada de la obra. Ping, Pang y Pong se presentan nuevamente intentando convencer al príncipe otra vez para que termine con esto, intentando ofrecerle mujeres y riquezas, pero él sigue firme en su decisión de conseguir lo que se propuso. Los guardias, entonces, encuentran a su padre, Timur, y a Liú, a quien amenazan de muerte para que revele el nombre del príncipe. Llegan la princesa y Ping, quienes, a través del verdugo, empiezan a torturarla, pero Liú, entonces, declara que ella sabe el nombre, pero se niega a declararlo incluso diciendo que pueden torturarla hasta el cansancio, pero ella no cederá. Se ejecuta entonces otra importante aria dentro de este acto, cargada de dramatismo romántico en donde Turandot pregunta a Liú el porqué de su fuerza interior para soportar tal dolor ("Chi posse tanta forza nel tuo cuore?"), a lo que la esclava responde que es amor ("Principessa, l'amore!"). Le brinda entonces, según sus palabras, su amor a su señor mediante el silencio del amor inconfeso, agregando que si ella le brinda su nombre, ella le dará su amor y ya no le quedará nada. Le advierte incluso a la princesa que ella también caerá rendida a su amor, y en un acto final de sacrificio por amor ("Tu che di gel sei cinta"), toma una de las armas de los guardias a su lado y se suicida. El coro de la gente de Pekín grita "Parla! Parla! Il nome!", mientras Liú muere en brazos del príncipe, manteniendo su palabra hasta el final. Su padre, Timur, se retira junto al cuerpo de Liú, el cual es trasladado por los guardias a su morada final. Perturbado por el acontecimiento, el príncipe se enfrenta a Turandot recriminándole su frialdad al derramar sangre inocente ("Principessa di morte, Principessa di gelo!") y agregando que "su hielo es una mentira". Tras una larga conversación, el príncipe logra besarla, quebrando la rígida actitud de la vengativa monarca, al punto de que acepta su derrota, pidiéndole que no la estreche entre sus brazos. Finalmente, el príncipe, con resignación revela su nombre: "Io son Kalaf, figlio di Timur" ("Soy Calaf, hijo de Timur"). Es el amanecer, y suenan las trompetas de palacio.

 

Cuadro II

En el Palacio

El Emperador se hace presente junto a toda su corte frente a su pueblo ("Diecimila anni al nostro Imperatore!"), para que su hija, la princesa Turandot revele el nombre del misterioso príncipe. Todos esperan expectantes la respuesta y cuando el momento llega, ella responde a su padre que conoce el nombre del extranjero "Il suo nome è ...Amor" ("Su nombre es... amor"). El pueblo estalla en alegría, exclamando:

Amor!

O sole! Vita! Eternità!

Luce del mondo e amore!

Ride e canta nel sole

l'infinità nostra felicità!

Gloria a te! Gloria a te!

Gloria!

¡Amor!

¡Oh, sol! ¡Vida! ¡Eternidad!

¡Luz del mundo es el amor!

¡Ríe y canta bajo el sol

nuestra infinita felicidad!

¡Gloria a ti! ¡Gloria a ti!

¡Gloria!

La celebración se realiza dentro de un vibrante final, con todos los coros participantes de la obra cantando esta última estrofa juntos.

Programa y reparto

Dirección musical - Sir Mark Elder
Dirección de escena - Àlex Ollé
Escenografía - Alfons Flores
Vestuario - Lluc Castells
Iluminación - Urs Schönebaum

 

Turandot - Ekaterina Semenchuk
Timur - Liang Li
Calaf - Gregory Kunde
Liù - Carolina López Moreno
Ping - Jan Antem
Pang - Pablo García-López+
Pong - Mikeldi Atxalandabaso


Escolania de la Mare de Déu dels Desemparats
Director Luis Garrido
Cor de la Generalitat Valenciana*
Director Jordi Blanch Tordera
Orquestra de la Comunitat Valenciana
Alumni Centre de Perfeccionament++

 

Palacio de las Artes Reina Sofía

El Palau de les Arts Reina Sofía es un majestuoso edificio diseñado por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Su forma esculpida es altamente simbólica.
La innovadora arquitectura de este edificio de 40.000 metros cuadrados -75 metros de altura-, alberga cuatro salas de ópera, música, ballet y teatro.
Las plataformas se proyectan a diferentes niveles con pasillos y jardines mediterráneos. El acceso a las diferentes zonas se realiza mediante ascensores panorámicos y escaleras situadas en el interior de las paredes metálicas del edificio. El contraste entre la estructura de chapa opaca y los vestíbulos de cristal produce sensaciones siempre cambiantes al caminar por el edificio.

La columna de metal, colocada en la pasarela de la entrada principal del Palau de les Arts, parece flotar sobre la estructura. A esta pasarela elevada se accede por dos escaleras diferenciadas, tiene 56 metros de longitud y está situada en el extremo occidental del edificio. Desde la entrada principal, donde se ubica la Taquilla, dos pasillos simétricos conducen al vestíbulo de la Sala Principal de Conciertos.

Sólo un punto de apoyo sostiene la pluma sobre el edificio en forma de almendra, dejando el extremo oriental de la pluma flotando en el aire, desafiando la gravedad.
El fino hormigón blanco cubre los grandes soportes estructurales metálicos del edificio, mientras que se han utilizado mosaicos rotos (trencadís) para decorar las paredes exteriores, las paredes y las piscinas reflectantes del Palau.
El Palau está rodeado por más de 60.000 metros cuadrados de jardines, senderos y 11.000 metros cuadrados de agua en los espejos de agua que se encuentran debajo.

 

Como llegar aquí

Dirección: Av. del Profesor López Piñero, 1, Quatre Carreres, 46013 València, Valencia, España

transporte publico

Autobús: Líneas EMT: 1, 13, 15, 19, 25, 35, 40, 95 i 99.
Más información

Metro: La parada más cercana es Ciutat Arts i Ciències – Justícia (línea 10). Además, puedes utilizar la parada Alameda (líneas 3 y 5) y estás a 20 minutos a pie por los jardines del Turia.

Taxi

Parada de taxis en la Plaza Monteolivete

Bicicleta

Valenbisi, con estaciones en Avda. de La Plata (Museo Fallero) y Autopista del Saler- Puente de Monteolivete

Aparcamiento más cercano

Aparcamiento L'Umbracle

El parking más cercano se encuentra en L’Umbracle, también dentro de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Este aparcamiento tiene capacidad para 665 coches y 25 autobuses.

Accesibilidad

Las cuatro sedes del Palau de les Arts Reina Sofía cuentan con zonas habilitadas exclusivamente para personas que requieran el uso de sillas de ruedas.

Estas localidades no están incluidas en la venta general y no pueden reservarse: su uso se establece siguiendo el orden de solicitud. En el caso de personas con un grado de discapacidad reconocido, y que necesiten ir acompañadas de otra persona, tanto el titular como el acompañante podrán beneficiarse de las promociones dirigidas a este colectivo.

Asimismo, el teatro brinda servicio de apoyo de sillas de ruedas, desde y hacia la entrada principal del edificio en Avenida López Profesor Piñero. Este servicio deberá solicitarse una semana antes de la actuación.

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